Note sull'episodio

En este mensaje reflexionamos sobre cómo un encuentro con la santidad de Dios transforma completamente nuestra vida. Isaías vio al Señor en su trono, alto y sublime, y comprendió que aunque el trono terrenal estaba vacío tras la muerte del rey Uzías, el trono celestial sigue ocupado por el Rey soberano que gobierna sobre todo.Ante esa santidad, Isaías reconoció su pecado y clamó: “¡Ay de mí!”. Pero Dios, en su misericordia, lo purificó y lo envió a servir. Así, la santidad divina no solo revela su justicia, sino también su gracia. En Cristo, el Santo y Justo, encontramos perdón, renovación y propósito.Un encuentro con la santidad de Dios nos lleva a adorarlo con asombro, a reconocer nuestra necesidad de perdón y a responder como Isaías: “Heme aquí, envíame a mí”.

Pbro. Wilbur Madera Rivas 2 noviembre 2025

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