Notas del episodio
La persecución no fue la enemiga de la iglesia, sino el pecado que vino de la seducción que la doctrina trajo a través de los falsos maestros, y cuando nosotros no nos damos cuenta, podemos caer el mismo problema, pero tenemos abogado en nuestro Señor, y esa confesión diaria no debe de ser tomada como un ritual, porque esa acción se enfoca no el confesor sino en el Perdonador.